La desconfianza que tensiona a EEUU y China es el germen del conflicto que sostienen desde hace más de un lustro en el ámbito de la industria de los chips. Durante los últimos años hemos sido testigos de prohibiciones muy rigurosas por parte de ambos países que perseguían impedir la utilización de algunos chips y dispositivos del rival sospechosos en las Administraciones públicas, las infraestructuras críticas y las instalaciones estratégicas. El paso hacia delante más sonado lo dio EEUU en 2018 al sancionar a ZTE primero y Huawei después.
La Administración de Donald Trump decidió vetar los equipos de telecomunicaciones de estas dos compañías chinas, pero esto no fue lo único que hizo; también instó a sus aliados a hacer lo mismo. China dio un paso similar, aunque cinco años más tarde. Y es que a finales de marzo de 2023 inició una investigación que tenía como propósito determinar si las memorias de Micron Technology, que es el mayor fabricante estadounidense de chips DRAM, representaban una amenaza para los intereses del Gobierno chino.
El Gobierno chino desconfía de los chips de Intel y AMD
A finales del pasado mes de marzo la Administración china dio otro paso hacia delante y decidió prohibir la utilización de los procesadores fabricados por Intel y AMD en los ordenadores utilizados por el Gobierno y la Administración en una clara muestra de desconfianza. Sin embargo, el Gobierno de Xi Jinping no se ha detenido ahí. A principios de este año pidió a las operadoras de telecomunicaciones chinas que se deshiciesen de los circuitos integrados de Intel y AMD que estaban instalados en sus equipos de comunicaciones. Tenían de plazo hasta 2027.
Los chips de vanguardia de Intel y AMD están presentes en la mayor parte de los equipos de telecomunicaciones diseminados por todo el planeta
No obstante, ahora el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información chino ha decidido acelerar este proceso con el propósito de erradicar los circuitos integrados extranjeros de sus equipos de telecomunicaciones lo antes posible. De hecho, las operadoras tienen que inspeccionar sus redes para localizar todos los chips que no han sido fabricados en China y reemplazarlos por circuitos integrados patrios.
No todos esos semiconductores extranjeros han sido producidos por Intel y AMD, pero según The Wall Street Journal los chips de vanguardia de estas dos compañías son los más difíciles de reemplazar, por lo que están presentes en la mayor parte de los equipos de telecomunicaciones diseminados por todo el planeta.
Por el momento a pesar de la catarsis que conlleva este movimiento de la Administración china se impone el silencio más absoluto. China Mobile y China Telecom, los dos mayores operadores de telecomunicaciones de China, no se han manifestado acerca de esta petición del Gobierno. E Intel y AMD por el momento tampoco han emitido ningún comunicado.
La pregunta más razonable que podemos hacernos en esta coyuntura es qué fabricantes de chips chinos tienen alternativas eficaces a las CPU de Intel y AMD. Loongson es presumiblemente un candidato firme, pero posiblemente las CPU Kunpeng de Huawei también son alternativas atractivas a los procesadores estadounidenses. Incluso los chips desarrollados por Hygon Information Technology, que son compatibles con la arquitectura x86-64, pueden encajar bien en los equipos de telecomunicaciones chinos. Posiblemente no tardaremos en averiguar qué camino toman las operadoras de este país asiático.