El pudor existe en todos los grupos humanos. Lo que diferencia a unos de otros es el grado en que se da respecto a cada cuestión. Hay sociedades en las que a todo el mundo le daría vergüenza comer en público, pero no practicar sexo. Sobre las zonas corporales que se esconden también hay variaciones. Los kwoma de Papúa-Nueva Guinea reprenden a los niños que miran los genitales de una chica. Como van desnudos, tienen rituales muy elaborados sobre qué hacer con la mirada. Otro caso curioso: los naga de la India sólo cubren sus pechos, porque el resto lo ha podido ver todo el mundo desde que nacieron.

Nuestra cultura no se libra de estas rarezas. En 1959 Alan Abel inventó, como juego, la Sociedad para la Indecencia de Animales Desnudos (SINA), que proponía poner calzoncillos a los caballos, braguitas a las vacas, calzones a los canes… El bromista se quedó perplejo por la cantidad de donaciones que recibió.