También se le conoce como dieta del Paleolítico, dieta evolutiva o la dieta del hombre de las cavernas y tiene tanto defensores acérrimos como duros enemigos. Básicamente se trata de alimentarse de la manera más parecida posible a nuestros ancestros del Paleolítico hace más de 10.000 años.

Quienes la defienden se basan en que el ser humano, al haber pasado más de dos millones de años (durante el Paleolítico) alimentándose  de una manera, estamos preparados genéticamente para esta digerir mejor estos alimentos.

En esencia, quienes practican esta dieta que está cada vez más de moda, no consumen alimentos procesados como alimentos enlatados, productos procesados industrialmente, etcétera. Pero además también tienen prohibido, a grandes rasgos, el consumo de cereales y otros azúcares, productos lácteos y legumbres. Esto significa que su dieta se basa esencialmente en las carnes rojas y blancas, pescado, marisco, huevos, frutos secos, verduras, frutas, etcétera. Eso sí, todo sin procesar.  

Todavía no existen estudios científicos concluyentes pero los riesgos de no ingerir algunos productos o consumir en exceso otros son más que evidentes. Por ello algunos especialistas en la materia han dado la voz de alarma frente a esta nueva moda culinaria que puede, por ejemplo, aumentar el riesgo cardiovascular en caso de aumentar en exceso el consumo de carnes rojas.