¿Por qué casi nunca graniza de noche?
El granizo para formarse necesita el contraste del fuerte calor diurno con un capa superior de aire muy frío. Por eso es raro de noche.
El granizo es la máxima expresión de la inestabilidad atmosférica, y esta se suele dar por las tardes, cuando culmina el proceso gradual del calentamiento del suelo. Su formación se origina con la presencia de una partícula sólida, arrastrada por fuertes vientos ascendentes dentro de la nube, a la que se le adosan partículas de agua. Al ascender, las partículas se congelan, y se pueden formar bolas de granizo entre cinco y cincuenta milímetros de diámetro, e incluso más.
El granizo, además, se produce en las tormentas intensas y en las nubes denominadas cumulonimbos. Aunque este tipo de nubes es más frecuente durante la tarde y últimas horas de la jornada, necesita del calor diurno y un aire muy frío en la parte media-alta de la troposfera –capa de la atmósfera que está en contacto con la superficie de la Tierra– para que se forme la chimenea natural que impulse hacia arriba las corrientes convectivas de aire caliente y húmedo y el posterior desarrollo vertical de este tipo de nubes.
En definitiva, es raro que haya granizadas nocturnas fuertes, por el enfriamiento del suelo, aunque pueden darse situaciones de aire excepcionalmente frío en la parte alta, que no requieran de un aire excesivamente caliente en niveles bajos para desencadenar el proceso que da lugar a la formación de granizo, y que este alcance el tamaño suficiente para llegar como tal al suelo. Además, por la noche el granizo pasa más desapercibido, pero hay antecedentes, sobre todo en el caso de tormentas muy fuertes, de granizo nocturno.
El granizo contiene bacterias anticáncer