Dado los obvios efectos que nuestro satélite ejerce sobre las mareas, muchos creen que éstos deben ser aún mayores en el caso de nuestro cuerpo, compuesto casi en un 80% de agua. La gravedad lunar sólo afecta a grandes sistemas de agua, como los océanos, o a lagos muy grandes, que sufren una influencia despreciable. En 1996, el psicólogo Ivan W. Kelly realizó una concienzuda investigación integrada por más de un centenar de estudios que analizaban la supuesta influencia de la Luna sobre las personas. Para probar el escaso efecto del satélite, señaló que un sencillo cálculo puede demostrar que durante el nacimiento, una madre de 55 kilos de peso que sostenga a su recién nacido a 15 centímetros de ella ejerce sobre él 12 millones de veces más fuerza de marea que la Luna.