Los aguiluchos papialbos pueden llegar a recorrer más de 8.000 kilómetros en sus migraciones desde Kazajstán hasta regiones tan distantes como el Oeste de África o la India. Durante esta migración, que los lleva a unos distintos tan dispares, estas aves rapaces vuelan unos 250 kilómetros diarios en busca de un lugar donde pasar el frío invernal.

Esta especie de aguilucho, que está rozando los últimos al peligro de extinción, se reproduce entre los meses de abril y agosto en las estepas de Asia Central. Luego, los aguiluchos papialbos migran a sus zonas de invernada, donde permanecen desde finales de octubre a marzo. Los destinos donde estos aguiluchos pasan el invierno, según una investigación que ha desarrollado el Centro de Investigaciones Científicas (CSIC), abarcan una extensión mucho mayor que cualquier otra especie migratoria similar, como el aguilucho cenizo, por ejemplo. Se trata de la primera vez que las líneas migratorias de esta especie y su conectividad son descritas en un estudio científico.

El investigador del CSIC Fançois Mougeot explica que «los aguiluchos que se reproducen en una misma población, en la zona central de Kazajstán, pueden pasar el invierno en regiones tan diversas como Burkina Faso, Etiopía o la India, incluyendo dos continentes distintos». Esta gran dispersión geográfica de los individuos en su migración invernal supone una dificultad para desarrollar estrategias para conservar esta especie, ya que requieren de acciones coordinadas en un espacio muy extenso y a lo largo de muchos países.

Foto: Pallid Harrier