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¿Nos estamos enamorando de los robots?

¿Nos estamos enamorando de los robots?

por Michael Dempsey
Reportero de tecnología de negocios

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¿Son estos los droides que buscas? Robots de entrega de naves espaciales esperando fuera de la cooperativa en Milton Keynes

Es una tarde muy calurosa en Milton Keynes y estoy persiguiendo una pequeña bandera naranja que ondea justo por encima de una línea de muros bajos del jardín. La bandera está unida a un robot blanco con seis ruedas y me alivia ver que se está deteniendo.

Cristiane Bonifacio acaba de extraer una gran barra de chocolate del robot que se ha enrollado frente a su casa. La Sra. Bonifacio tiene prisa y tiene que regresar al interior para una llamada de Zoom de trabajo, pero tiene el tiempo suficiente para expresar su afecto por el servicio de entrega de robots que envía estas máquinas a toda velocidad por las aceras de su localidad.

«Me encantan los robots. A veces encuentras uno que se ha atascado, lo ayudas y te dice ‘gracias'».

El servicio de entrega de robots de Starship Technologies se lanzó en Milton Keynes hace cuatro años y se ha expandido constantemente desde entonces, con más ciudades agregadas el mes pasado..

Después de décadas de interpretar al villano en la ciencia ficción, los robots ahora son parte de la vida en muchas ciudades y la gente no solo los ha abrazado, sino que se apresuran a ayudarlos. ¿Que esta pasando?

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«La tecnología puede ser adorable», dice Amber Case

Amber Case es una especialista con sede en Oregón en la interacción entre humanos y robots y en la forma en que la tecnología cambia la vida cotidiana. «En las películas, los robots siempre son una tecnología que nos ataca. Pero los robots de entrega nos esperan y los usamos».

Ella cree que las ocasiones en que un robot golpea un obstáculo y requiere la ayuda de un transeúnte son una parte crucial de la relación humano-robot. «La tecnología puede ser adorable si necesita nuestra ayuda. Nos gusta un robot que nos necesita un poco, y cuando ayudamos al robot crea un vínculo».

Curiosamente, la Sra. Case critica los robots de entrega de Starship Technologies que salpican las aceras de Milton Keynes.

Funcionan con batería, se convocan y abren mediante una aplicación, están equipados con sensores para detectar peatones y están armados con un altavoz. Esto permite que un operador humano remoto se dirija a las personas observadas a través de cámaras de video a bordo.

Sin embargo, este arsenal de tecnología no se está aplicando correctamente, dice. «Siento que están automatizando la parte equivocada del viaje. Los humanos son realmente buenos para negociar terrenos y encontrar una casa en particular. ¿Es esto solo un fetiche para automatizar cosas?»

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Al igual que esperar a cualquier otro peatón…

A pesar de estas reservas, admite que «el equipo de Starship lo ha hecho de la manera correcta, entendiendo cómo asegurarse de que no dé miedo, sino lindo. Parece que piensan más en el diseño que algunos fabricantes de robots y un robot bien diseñado es más probabilidades de éxito».

El elemento de diseño del robot Starship suena con el público. Victoria Butterworth recuerda que los robots fueron una de las razones por las que se mudó a Milton Keynes.

«Me llamaron la atención, son tan extravagantes y originales».

Agrega que «por supuesto que había muchas otras razones para mudarse aquí», pero los robots llegaron a desempeñar un papel importante en su vida cuando su perro salchicha desarrolló un desplazamiento del disco y necesitó atención constante.

Los robots le permitieron cuidar al perro sin salir de casa para ir de compras. «Fueron un verdadero regalo del cielo cuando el perro estaba enfermo».

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El robot Terminator es quizás la más conocida de las máquinas amenazantes de Hollywood.

El vínculo humano-robot que surge en Milton Keynes ha desterrado el estereotipo de un robot amenazante, dice.

«Cuando ves uno, no sientes esa emoción de ciencia ficción de ‘¡Oh, no! ¡Es un robot!’ Es más como un pequeño personaje lindo que ves en la calle. Hace que tu caminar sea más colorido».

Andy Curtis, gerente de operaciones de Starship en el Reino Unido que está a cargo de 180 robots en Milton Keynes, habla de cada máquina que opera en una «burbuja de conciencia» que le permite alertar a las personas sobre su presencia y agradecer si la ayudan. «Está diseñado para ser lindo, no para ser invasivo».

Este comportamiento amable es más que incidental. Vale la pena, dice el Sr. Curtis. «La gente saltará si un robot lucha en una superficie difícil y reproduce un mensaje de agradecimiento».

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En la Estonia natal de Starship, los peatones acuden al rescate cuando los robots se encuentran con la nieve y el hielo en las calles de Tallin y los empujan hacia la acera para recibir su agradecimiento con esa popular voz de agradecimiento.

Adam Rang, un hombre de negocios de Tallin, confiesa estar entusiasmado con los robots. Pero no es una emoción que comparta su hijo de dos años. «Se los señalo pero no le importa. Está más interesado en los autobuses. Muestra lo normales que son para las personas nacidas hoy, a pesar de que llevamos toda la vida esperando robots como los prometidos en la ciencia ficción». .»

Agrega que los conductores en Tallin están acostumbrados a detenerse en los pasos de peatones para dejar pasar a los robots, a pesar de que las leyes de tránsito de Estonia no les otorgan derechos de peatones.

Él cree que parte de nuestro afecto por los robots proviene de la decepción con un futuro prometido que no apareció. «Muchas predicciones de ciencia ficción no funcionaron. Pero los robots nos dan el futuro que nos prometieron».

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A los niños les encanta el pescado y las papas fritas entregados por un robot, dice Johnny Pereira, copropietario de Moore’s Fish & Chips

De vuelta en Milton Keynes, los robots hacen cola fuera de Moore’s Fish & Chips un viernes por la noche. El copropietario, Johnny Pereira, explica por qué esta combinación de tradición y alta tecnología ha resultado ser un éxito entre sus clientes habituales y se ha adaptado a los lugareños.

«A los padres les gusta pedir pescado y papas fritas entregados por robots para la familia, es popular entre los niños. Definitivamente aumenta el negocio. Pero puedo notar cuando los clientes sentados afuera son nuevos en Milton Keynes: ¡miran fijamente a los robots! acostumbrado a ellos».

En el centro de robots local junto a un minisupermercado, las pequeñas máquinas se alinean en la acera, esperando su próximo pedido.

Stephanie Daniels y su hijo, Noah, han pasado y también están impresionados por los buenos modales robóticos. «Me gusta, son muy innovadores, tienen sensores muy buenos. Son geniales y muy raros al mismo tiempo. Y dicen ‘¡Gracias!'»

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Fuente: www.bbc.co.uk

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